domingo, 28 de noviembre de 2010

Fragmento: "Los hermanos Karamazov"- Dostoyevski

- ¿Me dice usted esto por lo de Diderot?
-No. En realidad, en realidad no se trata aquí de Diderot. No se mienta usted a sí mismo. El que se miente a sí mismo y escucha sus propias mentiras, acaba no sabiendo distinguir ninguna verdad, ni en sí mismo, ni a su alrededor. Y entonces no siente ya ningún respeto, ni hacia sí mismo, ni hacia los demás. No respentando ya a nadie, deja de sentir amor. No sintiendo ya amor trata de ocuparse y de distraerse, se deja arrastrar por la pasiones, por los placeres groseros y materiales, y se hunde en sus vivios hasta la bestialidad. Y todo esto le viene de mentir continuamente, de mentirse a sí mismo y de mentir a los demás. El que se miente a sí mismo es el primero en ofenderse. Porque a veces resulta muy agradable darse por ofendido, ¿ No es cierto?
-¡oh bien aventurado, deme su mano a besar!
Fedor Pavlovitch se levantó de un salto y besó rápidamente la seca mano del starezt.
-¡Es así mismo, sí, es así mismo! Le da a uno mucho gusto sentirse ofendido. Nunca he oído hablar tan bien a nadie [...]

No hay comentarios: