domingo, 26 de julio de 2009

Un petit hommage

Hará ya casi 15 años, casi tanto como alcanza mi memoria, que un renacuajo saltarín y algo pillín iba a la escuela de la mano de su hermano mayor. Este renacuajo sentía realmente adoración por él y sin duda, a su lado, sabía que nada malo podía ocurrir. Tanta adoración sentía, que de algún modo, y con el paso del tiempo este hermano, llegó a convertirse en un guía que le acompañaría durante la niñez y la adolescencia.

Buscando en los recuerdos de aquel renacuajo, ahora, pasados los años , puedo apreciar la ternura con que el hermano mayor jugaba con él, y cómo disfrutaban tanto el uno como el otro, cuando el mayor lo chinchaba, y el pequeño se dejaba querer. Los dos juntos en la bañera, las pompas de jabón, las cosquillitas en la cama, las batallas de "click"( aun no sé cómo, los disparos del pequeño eran todos acertados y los del mayor nunca daban en el blanco), las peleas de almohadas, las peleas en el sofá, la guarida de los cojines del sofá de flores, los chuflidos precendentes de los verdaderos silbidos, los tiritos en la playa, las partidas siempre perdidas de ajedrez.....

El renacuajo iba creciendo, formándose como persona y de algún modo siguiendo sus pasos. Portero de "futbito", portero de balonmano, interés por las matemáticas, firma muy parecida, y otras aventuras y pensamientos no confesables. Pero a los doce llegó el momento en que el hermano mayor, que en realidad era el mediano, se marchó también del hogar a estudiar su pasión, los aviones, pero en este caso a una ciudad más lejana. Llegaron entonces los llantos en las despedidas, aunque también las escapadas a Madrid, al Bernabéu, con el 5 en la espalda, y "El larguero" en verano. Por aquellos tiempos, y por motivo de la distancia y las grandes diferencias de edad, los hermanos sufrieron un pequeño distanciamiento.Pero el pequeño también iba quemando etapas, siempre como objetivo alcanzar a su guía.

Finalmente llegó el día en que el renacuajo se hizo mayor, y le tocó volar a él también. Casualidad del destino, ó no, acabó en el mismo nido, estudiando la misma carrera. Y de nuevo era su querido hermano,el que le llevaba de la mano, a la escuela.

Sin duda, este año a su lado fue el mejor que viví nunca. Y por encima de todas las cosas, fue para mí todo aprendizaje de tolerancia y humanidad. Pues si algo es destacable en su persona, es su ética, su capacidad para comprender al otro, y sobre todo, la alegría y felicidad que contagia a todo aquel que le rodee.

Charles, gracias por todo lo que me enseñaste.

miércoles, 15 de julio de 2009

Barcelona.


más que un viaje fue un viejo

tovivo abandonado,

que giró hasta desabrochar todos los botones de su blusa


y mis ojos, siempre tercos como son al natural,

ciegos de embriaguez, semi entornados,

no pudieron evitar caer en su salado mar que a Barcelona engatusa.


más que fuego fue quizá calor,

observar en la distancia, aquello que te has prohivido en un portazo

como siempre me pasa

pues no quieres romper,


aquella fuente moteada de picasso.