
más que un viaje fue un viejo
tovivo abandonado,
que giró hasta desabrochar todos los botones de su blusa
y mis ojos, siempre tercos como son al natural,
ciegos de embriaguez, semi entornados,
no pudieron evitar caer en su salado mar que a Barcelona engatusa.
más que fuego fue quizá calor,
observar en la distancia, aquello que te has prohivido en un portazo
como siempre me pasa
pues no quieres romper,
aquella fuente moteada de picasso.
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