viernes, 12 de junio de 2009

Porque si algo tiene ella, olympia de Manet, es ser bella hasta la arcada.


Le quité los avalorios,
La ropa,
Los pendientes de hueso de cisne.
Le quité los telones,
Las veladuras
y quizás los ojos tristes

La música de fondo.
El sonido mudo de tacones
Aparté, la miel,
la carne, los reflejos,
boca alegre en los vagones,
Las cosquillas,
El susurro,
Almohada y sábanas,

El rodar de la garganta,
De los dedos el rezumo,
Desnudé el alma,
Como a un plátano,
Insuflé el humo;
Esto es, la calma
Borré la mueca
Del alba
De los OVNIS, de la estampa, de la playa.

El engranaje engranado
De las calles de granada,
le quité el recuerdo,
pasos en la encrucijada
y el respirar pausado le arranqué
y la piel anacarada,
hasta que solo
Allá sin brumas ni oropeles
Esperando en la parada
Quedó la arcada.

1 comentario:

pasohueco dijo...

en este poema me inspiré al revés.




A la viceversa.