" Polonio - ¡Todavía aquí Laertes! ¡ A bordo, a bordo! ¡ Qué vergüenza! El viento sopla en la popa de tu nave, y sólo aguarda tu llegada. Acércate. ¡ Que mi bendición sea contigo! Y procura imprimir en tu memoria estos pocos preceptos. No propales tus pensamientos ni ejecutes nada inconveniente. Sé sencillo, pero en modo alguno vulgar. Los amigos que escojas y cuya adopción hayas puesto a prueba, sujétalos a tu alma con garfios de acero, pero no encallezcas tu mano con agasajos a todo camarada recién salido del cascarón. Guárdate de entrar en pendencia; pero una vez en ella, obra de modo que sea el contrario quien se guarde de ti. Presta a todos tu oído, pero a pocos tu voz. Oye las censuras de los demás, pero reserva tu juicio. Que tu vestido sea tan costoso como tu bolsa lo permita, pero sin afectación en la hechura; rico, mas no extravagante, porque el traje revela al sujeto, y en Francia las personas de más alto rango y posición son en esto modelo de finura y esplendidez. No pidas ni des prestado a nadie. Pues el prestar hace perder a un tiempo al dinero y al amigo, y el tomar prestado embota el filo de la economía. Y sobre todo, esto: sé sincero contigo mismo, y de ello se seguirá, como la noche al día, que no puedas ser falso con nadie ...."
( Acto Primero, Escena III)
( Acto Primero, Escena III)
No hay comentarios:
Publicar un comentario